MI INFANCIA – Recuerdos de la Niñez: Mejora Tu Español y aprende vocabulario

MI INFANCIA – Recuerdos de la Niñez: Mejora Tu Español y aprende vocabulario

¿Quieres mejorar tu español mientras revives recuerdos nostálgicos de tu infancia? En este video, exploramos el vocabulario relacionado con los recuerdos de la niñez, mientras aprendes nuevas palabras en español. Desde los juegos que solíamos jugar hasta las cosas que nos hacían reír, te enseñaré el vocabulario más común y útil para hablar sobre la infancia en español.

Transcripción del video:




Cuando era pequeña, la vida era simple y feliz. No había preocupaciones. Mis padres siempre se aseguraban de que no me faltara nada, aunque mi papá trabajaba largas horas en la fábrica. Era mamá quien nos llevaba al colegio, quien manejaba todo en casa.

Mi hermana y yo nos llevábamos bien. Yo amaba jugar, pero ella prefería leer, ¡qué aburrido me parecía! Cada vez que íbamos a casa de mi abuela, mientras yo quería correr y jugar, ella se refugiaba con sus revistas de cotilleos. Si alguna vez jugaba conmigo, ¡me hacía trampas!

Claro, también nos peleábamos, pequeñas tonterías como cuando se metía en mi armario y yo acababa llorando.

Mi padre era estricto, le gustaba el orden y el control. En ese entonces, no lo entendía, pero ahora lo comprendo mejor.

Todos los sábados íbamos a casa de mi abuela a comer su increíble paella. Era la mejor del mundo, ¡incluso mejor que la de mi madre!

En el barrio, teníamos una cuadrilla de amigas, chicas de todas las edades. En las fiestas, nos hacíamos camisetas moradas, ¡todas iguales! Eran los mejores días de nuestra juventud.

Mi abuelo era camionero. A veces nos llevaba en su furgoneta azul, y nos balanceábamos en la parte de atrás mientras él conducía. Siempre contribuía en las fiestas del barrio, era tan generoso. Aunque se fue muy joven, aún lo recordamos con cariño.

En el colegio, lo pasábamos en grande. Mi mejor amiga era Leire. A los chicos les encantaba hacer travesuras, y las monjas los castigaban. En mayo, llevábamos flores a la Virgen, y a veces hacíamos teatros para nuestros padres, aunque yo era muy tímida. A pesar de todo, ¡nos divertíamos muchísimo!

En verano, mis tíos nos llevaban a la playa. Pasábamos horas jugando en la arena, conociendo a chicos franceses que no hablaban casi español, ¡qué risas nos echábamos! Por la noche, salíamos a las discotecas del pueblo y siempre terminábamos con un helado o un refresco en mano. Y cómo olvidar al guapo checoslovaco que vivía en el apartamento de al lado, ¡era como un modelo! Apareció un día con flores para «la señorina», y mis primas no pararon de bromear conmigo.

Cuando crecí, todo cambió. Las responsabilidades tomaron el lugar de esos momentos despreocupados. Ahora soy yo quien observa a mis hijos disfrutar de la vida, como lo hacía yo en esos días dorados.

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